El sangrado de implantación aparece en algunas mujeres entre la primera y segunda semana de gestación. Este se produce debido a la irrigación que recibe el endometrio en el momento en que el óvulo fecundado se ancla en el útero, donde permanece el resto del embarazo. El sangrado de implantación es uno de los primeros signos que pueden indicar un embarazo temprano.

Normalmente este fenómeno se confunde con la menstruación, ya que la diferencia en los síntomas de sangrado de implantación es muy sutil. Difiere básicamente en que puede que su color es ligeramente más oscuro y su duración es menor a la del periodo menstrual.

El sangrado de implantación puede confundir a la futura madre, ya que si no es consciente de ello siempre va a atribuir su sangrado a la llegada del periodo. Algo que puede llegar a resultar entendible, si consideramos que sospechar un embarazo pasa por la ausencia del mismo.

En este artículo de Equipo Juana Crespo te ayudamos a entender el sangrado de implantación y cómo reconocerlo.

¿Cómo se inicia el proceso de fecundación?

La magia del proceso de fecundación empieza cuando óvulo recibe el espermatozoide y forman el huevo o cigoto, para dar paso a la mórula que, tras dividirse en un plazo de 72 horas, en aproximadamente 4 días se forma el blastocito; que es lo que se adhiere a la pared del útero para darle forma al embrión.

La fecundación

Una vez la realizada a la paciente una FIV convencional o mediante ICSI y, más o menos 18 horas después, se debe poder observar que la célula tiene 2 pronúcleos. Es decir, la fecundación ha sido un éxito y el embrión está en fase de desarrollo.

Al segundo día, el embrión debería entrar en fase de división celular (entre 2 y 4 células). Ya en el tercer día, aumentará. (6 y 8 células). Y será en ese momento cuando los embriólogos empiecen a observar determinados parámetros tales como: aspecto, simetría, número de células… que permiten clasificar la calidad del embrión y seleccionar los mejores.

En caso de optar por la prolongación del cultivo embrionario en el laboratorio (FIV), el embrión se dividirá más, formando una masa y llegando al estado de mórula que va cavitando. De tal manera que el cuarto día estaremos en la fase previa al blastocito.

El blastocito es un estado en el desarrollo del embrión que suele darse 120 horas después de la punción (quinto día). Se sabe que es blastocisto por su apariencia y estructura, es decir, ha de tener una masa celular interna óptima y un trofectodermo con cientos de células. Si el embrión tiene la estructura correcta se transfiere al útero de la mujer donde seguirá evolucionando.

Esta aproximación del blastocito al endometrio es literalmente una invasión, donde ocurre un desgarre mediante el cual se forman nuevas terminaciones que se amalgaman, y mediante las cuales queda adherido a la pared del útero el futuro embrión.

Inicio del sangrado

En este momento, la confluencia de ese nuevo elemento en la zona y su proceso de anclaje produce una irritación y consecuente desgarre que produce precisamente el sangrado de implantación.

Se calcula que entre el 25 y 30% de las mujeres con embarazos observarán el sangrado de implantación, por lo que es muy importante tener en cuenta esta posibilidad y no descartar la fecundación, confundiéndolo con una regla anticipada.

Las mujeres que están pensando en ser mamás pueden prestar especial atención para notar diferencias a las que produce la menstruación y, de esta forma, estar prevenidas ante su aparición.

Sangrado de implantación y menstruación: principales diferencias

El sangrado que se produce por el proceso de implantación embrionaria es -generalmente-, algo más oscuro que el sangrado por menstruación. Es el primer signo que se puede evaluar a simple vista.

Tras el color, también hay que fijarse en la cantidad del sangrado. Y es que cuando se trata del sangrado de implantación se manifiesta en menor cantidad en comparación con el sangrado menstrual.

Por otro lado, es conveniente comparar la densidad del sangrado para verificar si es algo más liviano o diluido que el de la menstruación. En dicho caso podremos estar ante un sangrado de implantación.

Por último, la duración del sangrado será una indicación que pueda darnos a entender que se trata del sangrado de implantación. Aproximadamente a los 14 días el blastocito se instala plenamente en el útero, por lo que el plazo de sangrado es menor a la duración del sangrado de la regla.

Otros síntomas relacionados

Existen otros signos determinados que pueden reforzar las sospechas de la aparición del sangrado de implantación. Y es que como mujeres, podemos sentir algunos cambios en el organismo como: sensibilidad en los pechos, alteración en la temperatura basal, micción frecuente, náuseas, dolor de cabeza, malestar o cansancio, entre otros.

Hay que entender que cada organismo experimenta de forma distinta el proceso de implantación embrionario. Es por ello que habrá mujeres que ni se enterarán del suceso; mientras otras sí que verán como dicho sangrado aparece en su organismo. Por lo que es importante ser consciente de sus síntomas y tenerlos claros.

En cualquier caso, ante la duda la mejor respuesta es acudir al especialista y someterse a una prueba de embarazo 10-12 dias post transferencia –preferiblemente al menos 12 días después de la ovulación–, para confirmar si es el caso en el que se ha manifestado el sangrado de implantación, o si se debe a alguna otra razón diferente a ello.

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