Muchas de nuestras pacientes se preguntan qué pasa cuando una mujer no ovula. La respuesta es sencilla: la ausencia de ovulación o anovulación provoca infertilidad, ya que sin ovulación no puede haber embarazo.
De hecho, la falta de ovulación es una de las situaciones habituales que los ginecólogos y especialistas en reproducción asistida encontramos cuando una mujer o una pareja tiene problemas para concebir.
¿Qué pasa cuando una mujer no ovula? ¿Qué síntomas tiene?
Explicar qué pasa cuando una mujer no ovula es complicado, aunque la falta de menstruación (amenorrea) y los ciclos menstruales irregulares son dos síntomas evidentes que pueden alertarte sobre este problema. La ausencia de moco cervical elástico y abundante en los que deberían ser tus días fértiles es otro síntoma de anovulación que tú misma puedes detectar.
Por otra parte, si sufres una enfermedad endocrina, una disfunción tiroidea o Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) tienes más probabilidades de tener problemas de ovulación y, por lo tanto, de fertilidad.
¿Cómo se diagnostica la falta de ovulación?
Diagnosticar la anovulación puede ser complicado. El origen de esta anomalía se relaciona con diversos desequilibrios hormonales o problemas funcionales, pero también con factores «externos» como el estrés, los trastornos alimenticios o el ejercicio excesivo, por lo que requiere un enfoque multidisciplinar.
Además del examen pélvico y del análisis de tus antecedentes médicos, para el diagnóstico de la anovulación tu ginecológo o ginecóloga realizará pruebas de seguimiento de tu ciclo menstrual. Entre ellas, varios análisis de sangre para medir los niveles de progesterona durante los días 21 y 23 de tu ciclo con el fin de determinar si tus ovarios funcionan correctamente: si esta hormona no sufre variaciones, lo más probable es que no hayas ovulado.
El ultrasonido vaginal ginecológico es otra de las pruebas para saber qué pasa cuando una mujer no ovula. Esta técnica permite determinar el aumento de volumen ovárico y la presencia de múltiples pequeños folículos de 2-9mm rodeando la periferia del ovario que son dos síntomas del síndrome de ovarios poliquísticos asociado a la falta de ovulación.
Causas de la anovulación
La OMS clasifica las causas de la falta de ovulación y los trastornos ovulatorios en tres grandes grupos.
Las patologías asociadas a cada uno de ellos son:
Grupo I: Anovulación por Fallo hipotalámico-hipofisario (Falta de secreción de GnRH y gonadotropinas (FSH y LH))
Alrededor de un 15%-30% de las mujeres con trastornos alimenticios como la anorexia o bulimia, con obesidad o con delgadez extrema sufre anovulación. El motivo es que la nutrición es fundamental para la secreción de leptinas por las células grasas que, a su vez, producen un neurotransmisor llamado Neuropéptido.
El Neuropéptido se encarga de estimular el apetito y de controlar la actividad de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y de la hormona estimuladora del tiroides (TSH), que participan en la ovulación.
Otra de las causas de la anovulación por fallos en el hipotálamo y la hipófisis es el ejercicio excesivo. Un 20% de las mujeres que realizan entrenamiento deportivo de alta intensidad presentan retraso en la menarquía, disfunción de la fase lútea y alteraciones menstruales. Si este es tu caso, la falta de ovulación puede relacionarse con baja cantidad de tejido graso, estrés psicológico o alimentación insuficiente.
Por último, si sufres insuficiencia renal crónica o una enfermedad hepática crónica, es fácil que tus niveles de hormona LH y hormonas sexuales sean anormalmente elevados, lo que puede provocar la ausencia de ovulación.
Grupo II: Anovulación por Disfunción Hipotálamo-Hipofisiaria (Alteraciones hormonales)
El Síndrome de Ovario Poliquístico es una de las principales causas de infertilidad por anovulación (80% de los casos). El SOP afecta a un 5-10% de las mujeres en edad fértil y es la causa de directa de los problemas de infertilidad en un 20% de las parejas.
Otros motivos de anovulación por problemas hormonales son la hiperprolatinemia (aumento de la hormona prolactina) y los trastornos tiroideos (hipertiroidismo e hipotiroidismo). Estos últimos afectan a entre un 2 y un 5% de las mujeres y se asocian con alteraciones menstruales graves, entre ellas la anovulación.
Grupo III: Anovulación por Fallo ovárico
El fallo ovárico prematuro (FOP) es la causa directa de un 4-5% de los trastornos ovulatorios. Cuando los ovarios de la mujer no funcionan correctamente, no son capaces de facilitar la ovulación aunque los niveles de hormonas sean óptimos.
Las mujeres con fallo ovárico prematuro dejan de producir óvulos maduros y estrógenos a partir de los 40 años, cuando entran en la menopausia.
¿Puede tratarse la anovulación?
Se calcula que alrededor de un 35% de las mujeres sufre en algún tipo de anovulación a lo largo de su vida fértil, ya sea crónica o transitoria. Actualmente, existen diferentes posibilidades para la corrección y tratamiento de esta patología, aunque es necesario establecer un diagnóstico preciso.
Según su origen, la ausencia de ovulación puede corregirse manteniendo hábitos de vida saludables a través del ejercicio, la nutrición, el control del peso o el manejo del estrés. En otros casos, la anovulación puede tratarse con medicamentos para inducir la ovulación. Por ejemplo, en mujeres con ovarios poliquísticos, la administración de citrato de clomifeno, inhibidores de la aromatasa o gonadotropinas, que proporcionan un estímulo directo a nivel ovárico, resulta efectiva.
Si sufres este síndrome, la falta de ovulación también puede corregirse con una intervención quirúrgica conocida como drilling ovárico. El drilling ovárico consiste en realizar varias perforaciones en la superficie del ovario para disminuir su volumen y favorecer la selección de un folículo ovulatorio. Además de facilitar la liberación del óvulo, el drilling también te ayudará a disminuir los síntomas del SOP. Esta técnica está en desuso.
Las disfunciones ovulatorias, incluida la anovulación, son frecuentes en las consultas ginecológicas. Y aunque muchas veces pueden corregirse, requieren el diagnóstico de un especialista no solo para conseguir un embarazo, sino también para evitar otros problemas de salud asociados como la diabetes mellitus 2.
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