Las mujeres nacen con un número finito de óvulos, lo que se conoce como reserva ovárica. Ésta se va agotando progresivamente a lo largo de la vida de la mujer, siendo más acelerado este proceso a partir de los 35 años, y especialmente a partir de los 40.

En términos generales, las mujeres comienzan a ovular en la adolescencia, normalmente a partir de los 11-13 años, y terminan alrededor de los 50 años, con la llegada de la menopausia. Sin embargo, existen supuestos en los que este “agotamiento” de óvulos es más acelerado, un diagnóstico que se conoce como fallo ovárico precoz y en el que podemos decir que la edad biológica de la mujer no corresponde con la reproductiva. Este término suele confundirse con la menopausia precoz, pero, aunque poco significativas, existen algunas diferencias entre ambos.

Diferencia entre fallo ovárico y menopausia precoz

Si hablamos de diferencias entre fallo ovárico y menopausia precoz, debemos prestar atención a la sintomatología, ya que aunque condiciones parecidas, debemos saber que existen diferencias entre ambas patologías.

El fallo ovárico precoz se caracteriza por una disminución en la función de los ovarios a edades previas a la de finalización natural de esta función, generalmente antes de los 40 años. En esta condición, puede haber una reducción en la cantidad y calidad de los óvulos producidos y la sintomatología más habitual de esta patología es la presencia de ciclos menstruales irregulares o intermitentes. Con todo ello, el diagnóstico de fallo ovárico precoz dificulta la concepción, aunque es importante recalcar que no la impide ya que, aunque la fertilidad se ve afectada, aún existe la posibilidad de concebir de forma espontánea o con la ayuda de técnicas de reproducción asistida.

Por otra parte, si hablamos de menopausia precoz, la principal sintomatología es la amenorrea o ausencia de regla. Por ello, nos referimos a esta condición para hablar del cese permanente de la menstruación y la disminución completa de la función ovárica antes de los 40 años. Esto sucede cuando se agotan por completo la reserva ovárica de la mujer. Además de ausencia de regla, viene acompañada de otros síntomas propios de la menopausia como los sofocos, cambios de humor o sequedad vaginal. En este caso, la fertilidad y probabilidad de concepción natural se ve prácticamente reducida.

Causas del fallo ovárico precoz

Es difícil determinar las causas del fallo ovárico precoz, ya que en ocasiones se relacionan con factores externos a la mujer o, incluso, a multifactoriales. No obstante, entre los más comunes podemos destacar:

  • Alteraciones genéticas: Trastornos genéticos como el síndrome de Turner y el síndrome del cromosoma X frágil están vinculados al fallo ovárico precoz o prematuro.
  • Enfermedades autoinmunes: En algunos casos, el sistema inmunológico de una mujer puede atacar erróneamente sus propios tejidos ováricos, causando daño y disminución de la función ovárica.
  • Tratamientos médicos agresivos: Cirugías o la radioterapia y quimioterapia utilizadas para tratar el cáncer pueden también dañar los ovarios y afectar su función. En estos casos, lo recomendable es preservar la fertilidad y congelar los óvulos antes de someterse a estos tratamientos.
  • Factores ambientales: Ciertos factores ambientales, como la exposición a tabaco, pesticidas o disolventes pueden ser también los causantes del fallo ovárico precoz.

Consecuencias del fallo ovárico precoz

La principal y más limitante consecuencia del fallo ovárico precoz es la afección a la fertilidad. Como hemos indicado, la capacidad para concebir de manera natural se reduce notablemente, aunque cabe recordar que no resulta imposible.

Otra de las consecuencias de esta condición es que las mujeres que se someten a técnicas de reproducción asistida para lograr el embarazo, pueden no responder de la manera esperada al proceso de estimulación ovárica para extraer los ovocitos. En este caso, ponerse en manos de especialistas en estimulación ovárica es fundamental para conseguir buenos resultados.

Por otro lado, la ausencia de hormonas femeninas a causa de la baja actividad ovárica puede relacionarse con otros problemas a largo plazo de salud ajenos a la fertilidad, principalmente enfermedades cardiovasculares y osteoporosis.

Técnicas de reproducción asistida que pueden ayudarte a ser mamá

Ante este diagnóstico, la Fecundación in Vitro se convierte en una alternativa muy viable para aquellas mujeres y parejas que no consiguen el embarazo de forma natural. El fallo ovárico precoz supone un reto para los especialistas en medicina reproductiva, porque de partida se trata de pacientes con baja reserva ovárica en la que será necesario una estrategia de tratamiento, y especialmente de estimulación, muy controlada y personaliza, con el objetivo de obtener los mejores resultados posibles.

Identificar el motivo o la causa de esa baja reserva ovárica es muy importante para definir la estrategia correcta, y encontrar una clínica de fertilidad que sepa distinguir la naturaleza de este diagnóstico, así como su enfoque y manejo terapéutico, no siempre es fácil. En Equipo Juana Crespo centramos esfuerzos en identificar el diagnóstico y aplicamos estrategias de estimulación muy personalizadas. Nos diferenciamos por aplicar procedimientos propios como Revitalize, para mejorar la calidad de los óvulos y la funcionalidad ovárica, con el fin último de producir óvulos maduros y optimizar las opciones reales de cada paciente. Además, sabemos que no todos los ciclos son iguales, hacemos seguimiento y nos marcamos el objetivo de seleccionar el ciclo óptimo, en el que sabemos que podemos conseguir los mejores resultados.