La relación entre la edad y la fertilidad se ha convertido en un tema de creciente interés tanto en el ámbito médico como en la sociedad en general. El avance de la medicina reproductiva ha hecho posible que más personas consideren la posibilidad de postergar la paternidad y maternidad, mientras que las expectativas de vida y las prioridades de carrera y desarrollo personal han cambiado los modelos familiares tradicionales. Sin embargo, la influencia de la edad sobre la fertilidad continúa siendo un factor crucial que determina las probabilidades de concepción y de un embarazo saludable.

Es cierto que todavía existe falta de información sobre este tema, por eso, queremos desmitificar los conceptos erróneos que existen sobre la relación entre edad y fertilidad, explorando cómo y por qué disminuye la fertilidad con el tiempo.

Fertilidad en la mujer y edad, realidad biológica

La fertilidad femenina está íntimamente ligada a la edad debido a la naturaleza y el ciclo de vida de los óvulos. Las mujeres nacen con una reserva ovárica fija, es decir, un número limitado de óvulos, que se estima entre 1 y 2 millones al nacer. Este número se reduce de forma continua y drástica a lo largo de los años, hasta llegar aproximadamente a los 300.000 óvulos en la pubertad. Sin embargo, de estos, solo entre 300 y 400 se utilizarán durante el ciclo reproductivo de la mujer.

A medida que la mujer envejece, la cantidad y la calidad de los óvulos disminuye progresivamente. Esta reducción afecta las probabilidades de concebir de forma natural. Las investigaciones muestran que la fertilidad alcanza su punto máximo entre los 20 y los 30 años, para luego empezar a disminuir de manera significativa después de los 35. Según estudios clínicos, una mujer de 30 años tiene alrededor de un 20% de probabilidad de concebir por ciclo menstrual, mientras que a los 40, estas probabilidades caen a un 5% o menos.

Además de la cantidad, la calidad de los óvulos también se ve afectada por la edad. A medida que la mujer envejece, existen más opciones de que los óvulos tengan alteraciones cromosómicas, lo que incrementa el riesgo de aneuploidías, como el síndrome de Down, y también se eleva la tasa de abortos espontáneos. De hecho, estudios indican que las tasas de aborto espontáneo son cercanas al 10% para mujeres menores de 30 años, aumentando hasta aproximadamente el 34% para mujeres de 40 años.

Asimismo, la edad avanzada afecta la función del sistema reproductivo en su totalidad lo que afecta también a las probabilidades de embarazo, y es que la reproducción natural precisa que nuestro aparato reproductor esté indemne anatómica y funcionalmente. Además, los datos muestran que, a medida que la edad materna aumenta, también lo hace la probabilidad de desarrollar complicaciones como hipertensión gestacional y diabetes gestacional, lo que puede afectar tanto a la madre como al feto.

La evidencia científica es clara, la edad se convierte en un factor decisivo para la concepción, aunque afortunadamente la medicina reproductiva ofrece alternativas para retrasar la maternidad.

Fertilidad en el hombre y edad, qué cambia con el tiempo

Aunque la fertilidad masculina es menos limitada por la edad que la femenina, también se ve afectada por el proceso de envejecimiento. A diferencia de las mujeres, los hombres producen esperma de manera continua a lo largo de su vida, pero la calidad y cantidad de espermatozoides disminuyen progresivamente a medida que envejecen. Diversos estudios han señalado que, a partir de los 40 años, se observan cambios significativos en la motilidad (movimiento) y la morfología (forma) de los espermatozoides, lo cual puede reducir las probabilidades de fecundación y aumentar el riesgo de anomalías genéticas en la descendencia.

La disminución de la calidad espermática se debe a varios factores asociados al envejecimiento. En primer lugar, la fragmentación del ADN en los espermatozoides aumenta con la edad, lo que significa que los espermatozoides de hombres mayores tienden a tener más daños en su material genético. Este tipo de daño en el ADN ha sido vinculado a una mayor probabilidad de abortos espontáneos y a riesgos aumentados de ciertos problemas de salud en los hijos, como condiciones neuropsiquiátricas y algunas enfermedades genéticas. En segundo lugar, estudios han mostrado que los niveles de testosterona tienden a disminuir con la edad, lo cual puede afectar tanto la producción de espermatozoides como la libido y la función sexual en general.

Por otra parte, la probabilidad de concepción también se ve afectada. Investigaciones recientes muestran que las parejas donde el hombre tiene más de 40 años pueden tardar hasta un 30% más en concebir en comparación con parejas donde el hombre es más joven. Con todo ello, es importante considerar también el factor masculino, y los datos sugieren que los hombres que buscan paternidad a edades avanzadas deberían considerar la asesoría genética y médica, especialmente si hay antecedentes familiares de problemas reproductivos o genéticos.

Factores genéticos y ambientales en la fertilidad

Además de la edad, diversos factores genéticos y ambientales juegan un papel crucial en la fertilidad de mujeres y hombres. La genética influye significativamente en la reserva ovárica, la calidad de los óvulos y los espermatozoides, así como en la capacidad reproductiva en general. Del mismo modo, los factores ambientales pueden acelerar o mitigar los efectos del envejecimiento reproductivo, afectando el éxito reproductivo y la salud de la descendencia.

Influencia genética en la fertilidad

La genética es un factor determinante de la reserva ovárica de una mujer y de su salud reproductiva en general. La edad en la que una mujer entra en la menopausia, por ejemplo, tiene una base genética importante, y se ha encontrado que las hijas de mujeres que experimentaron menopausia temprana tienden a tener una reserva ovárica reducida desde edades tempranas. Los estudios han identificado variaciones genéticas específicas, como en los genes AMH y FSHR, que afectan la producción y la calidad de los óvulos y que pueden influir en el tiempo de vida reproductiva de la mujer. En el caso de los hombres, algunos factores genéticos están asociados a la calidad del semen y a la producción de espermatozoides, lo que puede influir en las probabilidades de concepción.

La susceptibilidad genética a enfermedades que afectan la fertilidad también es un aspecto importante. Enfermedades hereditarias como el síndrome de ovario poliquístico (SOP), la endometriosis o el hipogonadismo hipogonadotrópico pueden reducir las probabilidades de concebir y dificultar la respuesta a tratamientos de reproducción asistida.

Factores Ambientales y su Impacto

Los factores ambientales son elementos que, aunque externos, influyen considerablemente en la salud reproductiva y pueden acelerar el envejecimiento reproductivo. Entre los más influyentes se encuentran:

  • Dieta y peso corporal: Una dieta balanceada y un peso corporal adecuado son esenciales para una fertilidad óptima. Tanto el sobrepeso como el bajo peso se han asociado con problemas de ovulación y producción hormonal en mujeres, así como con la disminución de la calidad del semen en hombres.
  • Estrés: El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, que puede alterar el equilibrio hormonal y afectar tanto la ovulación como la calidad espermática. Además, el estrés puede reducir la libido y la frecuencia de las relaciones sexuales, afectando indirectamente las probabilidades de concepción.
  • Exposición a tóxicos y contaminantes: La exposición a ciertas sustancias químicas, como pesticidas, metales pesados y otros contaminantes ambientales, se ha asociado a problemas reproductivos en ambos sexos.
  • Consumo de tabaco, alcohol y drogas: Estas sustancias impactan negativamente en la fertilidad tanto de mujeres como de hombres. El tabaco, por ejemplo, reduce la reserva ovárica en mujeres y se asocia con la fragmentación del ADN espermático en hombres. El consumo excesivo de alcohol también afecta la calidad del semen y altera el ciclo menstrual.

En conjunto, estos factores pueden acentuar o mitigar los efectos del envejecimiento reproductivo. Si bien no es posible detener el paso del tiempo, la adopción de un estilo de vida saludable, junto con el diagnóstico, tratamiento y seguimiento médico temprano, puede ayudar a mantener una fertilidad óptima durante más tiempo y a reducir riesgos reproductivos.