Entre un 80% y un 90% de las embarazadas sufren náuseas y vómitos, sobre todo a primera hora de la mañana (malestar matutino).
Estos síntomas se consideran normales en el primer trimestre y se relacionan con los cambios hormonales. Concretamente, con el rápido aumento de gonadotropina coriónica humana (hCG) y de estrógenos.
En general, los vómitos del embarazo aparecen a partir de la semana 5-6, se acentúan en la semana 9 y desaparecen normalmente en las semanas 16-18 de gestación.
Sin embargo, algunas mujeres experimentan vómitos y náuseas intensas y constantes durante más tiempo. Esto es lo que se conoce como hiperemesis gravídica.
¿Qué es la hiperemesis gravídica?
La hiperémesis gravídica podría definirse como un estadio de máxima intensidad de las náuseas propias del embarazo.
Esta afección es poco común y su incidencia en las embarazadas es baja (entre el 0,3 % y el 3,6 %).
Se trata de un problema grave, ya que puede provocar deshidratación, pérdida de peso, cetosis o anomalías electrolíticas en la mujer.
Si la deshidratación progresa, la embarazada puede experimentar taquicardias e hipotensión y, en ocasiones, sufrir hipertiroidismo leve y pasajero.
Por otra parte, los vómitos continuos e incontrolables pueden llegar a dañar gravemente el hígado, provocando incluso una rotura esofágica.
Síntomas de la hiperemesis gravídica y diagnóstico clínico
Las embarazadas que sufren hiperemesis gravídica pueden vomitar varias veces en un mismo día.
También pueden experimentar:
- Imposibilidad de comer y/o beber.
- Pérdida de peso (superior al 5 %)
- Fatiga.
- Sensación de mareo al incorporarse o ponerse en pie.
- Tensión arterial baja.
- Salivación excesiva.
- Orinar con menos frecuencia de lo habitual.
- Tener una orina de color amarillo oscuro.
- Presencia de sangre en el vómito (en los casos muy graves y avanzados).
La mayoría de estos síntomas están relacionados con la deshidratación y con la pérdida de sales minerales.
Diagnóstico de la hiperemesis gravídica
Respecto al diagnóstico de la hiperemesis gravídica, requiere un análisis de orina y sangre.
También se tomará como referencia la pérdida de peso y la frecuencia, cantidad y tipo de vómitos.
Además, se realizará a la mujer una ecografía obstétrica para descartar un embarazo múltiple o una mola hidatiforme (complicación poco frecuente caracterizada por el crecimiento anormal de las células que formarán la placenta y, entre cuyos síntomas, se encuentran las náuseas y vómitos intensos).
De hecho, el primer paso siempre será descartar otras posibles causas de los vómitos (gastroenteritis, apendicitis, úlceras, obstrucción intestinal, migrañas, etc.).
Si los médicos sospechan la presencia hiperemesis gravídica, realizarán estas pruebas:
- Evaluación clínica (normalmente, con mediciones seriadas de peso).
- Medición de cetonas en la orina.
- Medición de electrolitos séricos.
- Pruebas de la función renal.
¿Cómo se trata la hiperemesis gravídica?
Si quieres seguir una dieta para la hiperemesis gravídica, te recomendamos ingerir comida en pequeñas dosis y de manera espaciada en el tiempo, y evitar las comidas excesivamente condimentadas, los fritos o el picante.
También es recomendable lavarse los dientes inmediatamente después de comer, tomar mucho líquido y evitar desencadenantes (normalmente ciertos olores o comidas) puede ayudar a controlar los vómitos en el embarazo.
Sin embargo, en casos de hiperemesis gravídica, esto no suele ser suficiente, siendo necesario un tratamiento médico.
El tratamiento de la hiperemesis gravídica es personalizado y depende de la gravedad de los síntomas.
Su objetivo principal será reducir las náuseas y los vómitos, aunque también es fundamental restaurar el equilibrio hidroelectrolítico alterado, eliminar la deshidratación y aportar nutrientes.
- Puesto que muchas embarazadas con esta afección acuden al médico o al hospital con síntomas evidentes de deshidratación, el primer paso será la suspensión temporal de la ingesta de líquidos y sólidos, seguida por la reiniciación gradual.
- Así, se le administrarán, por vía venosa y según su necesidad, líquidos, tiamina, multivitaminas y electrolitos, además de antieméticos para evitar el vómito.
- En ocasiones, la embarazada tendrá que permanecer ingresada en el hospital uno o varios días.
- Cuando la situación esté controlada y tras un tiempo de ayuno, podrá retomar poco a poco la ingesta de líquidos.
- Si es bien tolerada, comenzará a ingerir alimentos blandos en pequeñas cantidades. Pero si la paciente no mejora, los médicos buscarán alternativas, como la nutrición por sonda.
¿Cuál es el pronóstico de las embarazadas con hiperemesis gravídica? ¿Existen riesgos para el feto?
La hiperemesis gravídica, siempre que se controle, no tiene efectos negativos en el feto.
La relación entre hiperemesis gravídica y embarazo podría asociarse con algunos casos de parto prematuro, bebés más pequeños de su edad gestacional o bajo peso al nacer, aunque estos aspectos pueden tener otros factores asociados.
Si la afección no se controla, la embarazada puede desarrollar anemia y otras complicaciones graves como encefalopatía de Wernicke.
Por otra parte, las náuseas y vómitos constantes en el embarazo pueden hacer que la mujer limite sus actividades y sus contactos sociales.
Esto, unido a los cambios hormonales y el nerviosismo propios de las primeras etapas de la gestación, desencadenan que algunas embarazadas manifiesten síntomas propios de la depresión o la ansiedad, siendo necesario (y recomendable) el apoyo psicológico profesional.
¿Existen factores de riesgo de sufrir hiperemesis gravídica?
Algunas mujeres tienen más posibilidades de experimentar hiperemesis gravídica que otras.
Entre los factores de riesgo, destacan:
- Hiperémesis gravídica en embarazos anteriores.
- Madres primerizas.
- Obesidad. Quizás te interese: ¿Afecta el sobrepeso a la fertilidad?
- Embarazo múltiple.
- Embarazo molar.
La hiperemesis gravídica también es más habitual en mujeres con intolerancia a los anticonceptivos hormonales.
El control médico es importante antes y durante todas las etapas del embarazo.
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