Todos sabemos que una buena decisión te puede cambiar la vida. Este es caso de Raquel, una mujer de 40 años que pertenece a esa generación que creció normalizando el dolor de regla. Hace 15 años impulsada por su madre tomo una decisión muy valiente sin saber que hoy, muchos años después, sería la mejor de su vida.
“Gracias a mi madre y a su apoyo incondicional fui lista, PLANIFIQUE, VIVÍ Y HOY, 15 AÑOS DESPUÉS, SOY MADRE”
Toda una vida con dolor
Desde los 14 años, Raquel cada mes experimenta dolores muy fuertes, sangrados raros, pero a nadie le saltan las alarmas porque, incluso para los ginecólogos de entonces, el dolor menstrual es normal, algo que se pasará naturalmente cuando sea madre.
Ella sabía que algo no iba bien. No podía hacer una vida normal. No solo sentía dolor cuando tenía la menstruación, sino que aproximadamente una semana antes de que su periodo, Raquel sufría muchísimo, tanto que el dolor y los analgésicos le condicionaban la vida.
A los 20 años, además de esos dolores insoportables y esos sangrados raros iniciales, Raquel comienza a sangrar muchísimo. La someten a una intervención y ven que tiene una endometriosis muy severa que le ha provocado dos quistes considerables (7 y 4 cm) y además, ese tejido endometriósico se ha pegado a las trompas y las ha obstruido.
Tras esa operación Raquel toma medicación para intentar controlar la enfermedad a base de anticonceptivos. Sin embargo, los dolores no cesan y a los 26 años ese mismo ginecólogo le dice que tiene que ser intervenida de nuevo.
“La endometriosis es una enfermedad crónica, invasiva y progresiva. Es hormonodependiente y actúa durante la época fértil de la mujer. La única manera de mitigar el avance de la endometriosis es controlando los ciclos menstruales, la producción de hormonas y haciendo que su sistema reproductor descanse” Explica la Dra. Crespo
Erradicar la enfermedad sin erradicar la fertilidad
Raquel con 26 años acaba de terminar su carrera de la rama sanitaria y trabaja en contacto con ginecólogos, etc. Gracias a su formación y a su madre, que también era enfermera, decide pedir una segunda opinión y consultar a la Dra. Crespo.
Tiene que tomar la decisión de como abordar su endometriosis y le pregunta ¿cuál es la diferencia entre su visión de tratamiento y la de su ginecólogo?
“La diferencia es abismal, le explica Juana. El ginecólogo pone el foco en erradicar la enfermedad mientras que el ginecólogo reproductor pone el foco en conservar la fertilidad”
“Para mi esto supuso todo un cambio. Apenas me quedaba una quinta parte del ovario izquierdo y un tercio del ovario derecho. La nueva operación para quitar el quiste que en estos años había salido, habría supuesto quedarme sin ovarios con 26 años y no poder tener hijos” Nos cuenta Raquel.
Dirigida por Juana Crespo, Raquel comenzó un tratamiento farmacológico para eliminar el quiste y se sometió a 4 estimulaciones muy controladas de las que consiguió 11 ovocitos de muy buena calidad.
“Raquel fue una mujer muy lista y muy valiente. La vitrificación de óvulos es una técnica muy conocida y consolidada en las clínicas privadas. Sin embargo, hace 14 años, cuando Raquel vino a verme, era totalmente desconocida. Estábamos iniciando una técnica en la que creíamos firmemente: la vitrificación de ovocitos. Hasta entonces se utilizaba la congelación lenta en la que la supervivencia de los ovocitos en el momento de la descongelación era muy baja. Tanto Raquel como yo creíamos que era la mejor opción.” explica la ginecóloga.
Planifiqué la fertilidad : Una estrategia de 14 años
Tras las estimulaciones, Raquel continuó con un tratamiento basado en anticonceptivos, con sus controles y con la vida que ella había elegido. Desarrolló su carrera tal y como quería, vivió en otros países y se asentó fuera de España hasta que sintió que había llegado el momento en el que quería formar su familia junto a su pareja.
Su visión fue la de tratar su organismo para ser madre cambiando sus hábitos de vida. Realizo dieta no solo para perder peso, sino también enfocada a depurar y bajar cualquier inflamación. Un cambio que no solo se reflejo en su físico sino también en su dimensión mental y emocional. Cuando se sintió preparada, se reencontró con la Dra. Crespo y con sus óvulos que había guardado durante 14 años.
“Cuando llegó el momento lo primero que hice fue volver a España para ir a la consulta de la Dra. Crespo. Ella me conocía perfectamente y si había alguien capaz de hacer que fuera madre sin que la endometriosis me evolucionara más era ella. Realmente estaba muy positiva y sabía que estaba en el sitio correcto para ser madre”
Un buen resultado, pero no es el fin
A pesar de su tratamiento, la endometriosis de Raquel avanzó. Esas trompas obstruidas hace 14 años ahora están provocando hidrosalpix.
Además de múltiples focos endometriosicos, tenía la zona más cercana al intestino bastante afectada lo que le provocaba problemas para ir al baño y dolor en el intestino. El Dr. Norman Gómez le realizó una laparotomía con histeroscopia y comenzó su tratamiento.
De esos 11 ovocitos congelados, 9 de ellos sobrevivieron. Cuatro meses después de su rencuentro con Juana y su Equipo, Raquel da una beta de 452 mIU/mL.
Hace unas semanas, Raquel vino a vernos de nuevo con su bebé que nació en noviembre. Su visita tenía una doble función, por un lado presentarnos a Sandra, una preciosa niña. Por otro lado, sabe que mientras esté con la lactancia, la prolactina frenará el avance de la endometriosis, pero es consciente de que su enfermedad no ha desaparecido. Continua latente hasta que vuelva a ovular. Quiere ampliar la familia y, de nuevo, necesita una estrategia.
Raquel regresó a Londres con un tratamiento personalizado hasta que esté preparada para transferirse otro maravilloso embrión que espera, descansando en el laboratorio de la clínica Equipo Juana Crespo.