El flujo vaginal o moco cervical cumple un papel muy importante en el sistema reproductivo femenino. Con esta denominación se definen las secreciones producidas en la vagina de forma natural y cuya cantidad, consistencia, color e incluso olor pueden variar debido, entre otras causas, a los niveles hormonales antes, durante y tras la ovulación.
¿Qué es el flujo vaginal?
El flujo vaginal se compone de una serie de secreciones generadas en el cuello uterino, las glándulas de Bartolini y el endometrio. Además, también contiene líquido producido por los órganos reproductivos, secreciones producidas por las glándulas del vestíbulo vulvar, células muertas del epitelio vaginal y el cuello uterino, y bacterias patógenas que ayudan a mantener el pH ácido de la vagina.
¿Es normal tener mucho flujo?
La presencia de flujo inodoro, blanquecino o transparente es totalmente normal y no es síntoma de ninguna enfermedad o infección. Más bien al contrario, es sinónimo de salud y de funcionamiento normal de nuestro aparato reproductor.
La cantidad de flujo puede variar mucho de una mujer a otra, y su aumento suele estar determinado por cuestiones puntuales como el estrés, la ovulación, el embarazo o la excitación sexual.
Esto es lo que se denomina leucorrea por causas fisiológicas. De hecho, si tu flujo no sufre ningún cambio a lo largo de tu ciclo menstrual o si su cantidad es extremadamente baja, es posible que tengas un desequilibrio hormonal y debes consultar con tu médico.
Aunque a veces el exceso de flujo puede provocar una leve irritación en la vulva (sobre todo justo antes de la mensutración), si éste es abundante, amarillento u oscuro, o viene acompañado de picor o ardor, puede ser síntoma de una infección.
¿Cómo es el flujo antes, durante y después de la ovulación?
Los cambios en el flujo vaginal son normales y se relacionan con la producción de estrógenos, que es diferente en cada fase del ciclo menstrual.
Justo después de la menstruación (fase lútea), la cantidad de flujo vaginal es escasa y éste tiene una textura más pegajosa. Estos días se conocen como «días secos».
Por el contrario, conforme nos acercamos la ovulación, nuestra cantidad de flujo es mayor y el moco cervical se hace más elástico. De hecho, tú misma sentirás que en este momento estás más lubricada de manera natural, un signo de fertilidad.
Por último, y justo antes de la menstruación, la cantidad de flujo vuelve a disminuir y adquiere un aspecto más espeso y cremoso.
¿Qué pasa si tengo mucho flujo después de ovular?
El periodo de mayor producción de flujo vaginal es justo antes de la ovulación. Después, su cantidad suele ir reduciéndose hasta prácticamente desaparecer antes de la siguiente menstruación.
Sin embargo, si te has quedado embarazada durante tus días fértiles, notarás que tu flujo vuelve a aumentar. Este aumento se conoce como leucorrea fisiológica de la gestación y es totalmente normal, pues su función es mantener limpia la vagina y servir como barrera ante de las infecciones.
Flujo después de ovular sin embarazo: ¿cuándo debo acudir a un especialista?
Además de con el embarazo, el aumento de flujo vaginal después de ovular puede relacionarse con infecciones u otros problemas. Si notas un aumento anormal y excesivo de flujo después de ovular y tu prueba de embarazo es negativa, te recomendamos que visites a tu médico en estos casos:
- El flujo es abundante durante varias semanas seguidas. Esto suele ser un indicador de niveles altos de estrógenos y, si no estás embarazada, conviene que visites a tu médico para conocer los motivos de este desajuste hormonal.
- El flujo es abundante y tiene un color amarillo intenso y un olor desagradable. Estos síntomas suelen indicar algún tipo de vaginosis bacteriana. La más habitual es la provocada por la Gardnerella, el tipo bacteria más común en la vagina y que afecta al pH de la misma.
- El flujo es muy espeso, y tiene un color blanco o grisáceo, y olor fuerte. Un flujo vaginal de estas características suele relacionarse con la candidiasis, una infección vaginal bastante común provocada por el hongo Candida.
- El flujo tiene un olor muy fuerte, color amarillo/verdoso y aspecto espumoso. Si notas que tu flujo vaginal tiene estas características puede ser un síntoma de tricomoniasis, una enfermedad de transmisión sexual causada por el parásito protozoario Trichomonas vaginalis. Además de cambios en el flujo, esta enfermedad causa otras molestias como enrojecimiento y picazón en los genitales o molestia al orinar, y debe ser tratada por tu médico o ginecólogo.
También te recomendamos acudir a un especialista cuando detectes:
- Que tu flujo después de ovular tiene restos de sangre.
- Que tu aumento de flujo viene acompañado de irritación, picor o quemazón genital.
- Que el aumento de flujo se asocia con dolor en la parte inferior del abdomen mientras orinas.
De la misma forma, si estás embarazada y notas que tu flujo sufre cambios drásticos e inusuales de olor o textura, acude a tu médico. En tu estado, los cambios en las secreciones vaginales pueden indicar pérdida de líquido amniótico o infección, algo que puede poner en peligro el bienestar de tu bebé.
Identificar los diferentes estados del flujo vaginal puede ayudarnos a detectar nuestros momentos de fertilidad y a cuidar nuestra salud ginecológica.
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